lunes, 27 de diciembre de 2010

A un paso

Recostar el sueño que, agotado,
anuda grises adelfas bajo los párpados,
es tan semejante al filo que desgrana
lamento de ser, y alegría semejante al dolor.

Ansiar vida como aquel que sabe,
que no recuerda, la lluvia
diluye el dolor. (Como la noche que fue
y no volverá y con los brazos en cruz
recorrer filas de automóviles por la
ciudad huérfana de toda luz, vida.)


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domingo, 19 de diciembre de 2010

Coral

La savia ciñe tu vestido.
El lumen único de tu rostro descabala el día.
Ven más allá, ríe tu éxodo de raíces.
Sé quien eres.

Dime algo azul, y al decir besa la cuenca
de la palabra sin hombre que la pronuncie,
ondulación de soledad sin forma.
Sé quien eres y te persigo.

Esta tarde es perenne. Contra ella restallan
caudales, vocifera la escarcha tecnológica.

Dime algo azul, y sobre el hilo atardecido lía rubias
luciérnagas de coral.


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domingo, 12 de diciembre de 2010

El dolor es azul

El día arrojado en esperanza última,
a ras de gigantes de hormigón líquido,
replegado el jardín y en él su hermética dicha,
el reverdecer jaezado que no pudo contagiarnos.

Encrespado sobre el suelo,
amoratado por la sacudida,
el lapislázuli acribilla mi espalda
y sobre él me tiendo – sobre la dicha –
inadvertido me sumo al ojo acristalado,
acaricio el estentóreo atardecer
pues sé que tras su sólida transparencia
aguarda lo ajeno mi encuentro.

Desperezo la oscuridad,
tendido sobre el suelo.


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domingo, 5 de diciembre de 2010

Entonces te besé




I
Está anocheciendo,
una vorágine me lleva consigo,
se extiende ante mí
y la ciudad que habito,
y me posee en un escalofrío
que azora
una a una las
dispersas migas de neón,
cuyo orden - ritmo telúrico - he de desentrañar
y no conceder un olvido,
no puedo, no debo dormir.

II
El duermevela de tus dedos
me usurpa, transgrede el limbo pasado
y añoro el miedo en mis labios.

III
Esta anocheciendo...
si confundidos éter y barro,
si la cúpula celeste se vertiera sobre nosotros,
si nosotros fuésemos catapultados a su vértigo,
persistiendo en él,
imágenes y reflejo de un cielo,
nubes inmersas en un río de calma,
briznas volantes,
retazos de crepúsculo,
entonces...

IV
Entonces te besé
y a mis pies, nosotros entrelazados como sierpes mordiéndose la cola,
las dispersas migas de neón, los astros,
eran doseles del almíbar
al cuidado de tu mirada.

V
Entonces me besaste
y el silencio te miró fijo a los ojos y contuvo el aliento
en un cuenco de caricias impracticables,
cual embiste de celos
del aire que mordía tus labios.

VI
El duermevela de tus dedos
me usurpa, transgrede el limbo pasado
y añoro el miedo en mis labios,
dime porqué siento ganas de llorar,
dime que está anocheciendo...


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