Guay
Jacky,
hermano,
¿hablarías aún si pudieras
por los pasillos de casa?
¿te lamentarías como aquella noche?
¡guay!, ¡guay!
En lo último
tenías muchos guayes,
te apenaba la corrupción
gradual de tu cuerpo
y nos lo hacías saber
con tu voz minina.
Ahora tus cenizas
callan, por amor vives
entre tantos libros,
cerca, lejos, de ella,
tú ya sabes de quién hablo.
("La singularidad de llamarse Kurzweil" first appeared in Vulture Magazine, Sept. 2010 [Spain])
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