sábado, 23 de abril de 2011

Ya no juego


Dedos rosados
raspando corteza
mientras en el centro
crecían los espesos anillos
por esas otras veces cuando
por años nos amábamos en otros;

era un juego amable,
era bello lanzar piedras de ayes y olvido,
¿no es cierto?

Pero ah, mi rayuela es otra,
sin tierra a la que arrostrarme,
sin casillas numeradas,
sin un itinerario que me mande a morir al cielo;
antes de ti no tengo destino.

Era bello lanzar
prótesis de nuestro cuerpo,
comer pato laqueado
todos los días
y desparramar cápsulas brownoideas
sobre páginas de papel en blanco,
cuando hace años,
recordarás,
empezamos a jugar
reciennacidos
con piedras del solsticio.

El tiempo sigue siendo
la trayectoria descrita por la piedrecita
cuando cae sobre la primera casilla,
tábula rasa,
como tu pelo ahuecado por mis
bramidos de animal herido,
mientras respiro por última vez.

No puedo decir que no hubiera
benevolencia
o premeditación
en su trayectoria,
en esa piedrecita
que me precipitó hacia ti
con los ojos ardiendo aún
por el verdor del torno.

Hasta ese día habría asegurado
que el agua tenía el sabor
y la consistencia de una espuma pretérita,
un rastro de coníferas y agua de Valencia,
un brillo afrutado por más de dos estrellas.

Recordamos nuestro sabor
el primer día que nos besamos…
tú sólo sigue contando anillos.

("Ya no juego" first appeared in Revista Anonimato nº4 (http://www.revistaanonimato.es), July 2014, [Spain])

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